Por Óscar Tapia Campos
agenciaesquema.com
03 de febrero del 2024.- He conocido personas singulares, especiales, de una sola pieza. Hombres y mujeres que con su esencia dignifican la raza humana. Individuos generosos de la A a la Z que marcan senderos y destinos en favor de él, los suyos y los demás, quienes con su manera de ser enriquecen el entorno del lugar que habitan. Un de esos fue, es, Álvaro Romero Mascot, el personaje conocido, reconocido y apreciado como “El Mago”, el que hoy viene poderosamente a la memoria porque se cumplen 13 años de su partida a otras galaxias.
Desde muy joven, El Mago, se recibió de amigo sincero. Y más pronto que luego luego se tituló de hombre trabajador y generoso. Romántico incorregible que se quitaba la camisa para entregársela a quien más la necesitaba. Yo supe de él en el Estadio Olímpico Venustiano Carranza, en un mediodía en que asistí a ver jugar a su equipo, el verdadero, el real Atlético Morelia, el que nació en esta ciudad de las canteras rosas, de donde no salió jamás y desapareció para siempre con el mote de Monarcas Morelia en 2020.
Lo vi dar la vuelta bajo la sombra de su gran sombrero pintado con los colores amarillo y rojo del escudo de la capital michoacana y, por ende, del equipo de sus amores. Iba acompañado de los cuatro retoños que procreó con su amantísima esposa, doña Silvia Núñez de Romero, a saber: Susana, Marbella, Álvaro, mejor conocido como Chicas, y Alfonso. Nuestro personaje lanzaba sabrosísimas tortas a la tribuna, a la vez que el también inolvidable don Pedro Rodríguez “El Artista” aventaba paquetes de ates, el dulce clásico de Morelia.
Cuando jugaban los Canarios en el Venustiano Carranza, El Mago y sus hijos hacían caracterizaciones que aludían socarrona y sarcásticamente al equipo rival, verbigracia: si el adversario era el Toluca, presentaban un diablo famélico y temeroso con una tira de chorizo descolorido postrado y rezando a los pies del Canario; si se trataba del América, la representación era con una guajolota desplumada que llevaban del puro pescuezo. Y mientras lanzaba sus exquisitas tortas a la tribuna, hacían mofas del equipo rival.
El Mago no solamente era fiel seguidor del Morelia, también viajaba a donde iba la Selección Mexicana de Futbol, de tal suerte que acudió a los mundiales de México 86, Italia 90, Estados Unidos 94, Francia 98, Corea-Japón 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. Ya no pudo asistir al Mundial de Futbol Brasil 2014, porque falleció el 2 de febrero de 2011, a la edad de 65 años, dejando un legado de trabajo a sus hijos, quienes conservan dos sucursales de su famosa tortería, una muy cerca de Palacio Municipal de Morelia y, la otra, en la Avenida Camelinas.
El Mago fue conocido en el mundo entero por sus singulares sombrero alegóricos, diseñados y realizados éstos por su hija mayor, Susana Romero Núñez, quien conserva varios de ellos. Nuestro personaje de hoy era enfocado por las cámaras de televisoras de todos los países a donde llegaban las señales de la gran competencia mundial del llamado juego del hombre. Llegó a ser tan popular como Manolo, el otro gran porrista español de la gran tambora, con la diferencia de que el michoacano llevaba a cada mundial una alegoría diferente.
Álvaro Romero Mascot era oriundo de Ziparapio, pequeña comunidad ubicada en el municipio de Acuitzio del Canje, Michoacán, donde nació el 10 de junio de 1947, de allí emigró a Morelia, lugar en el que en base a honestidad, tesón y lucha fundó una empresa muy exitosa, de la que distribuía el 25 por ciento de sus ganancias entre gente de escasos recursos económicos, faceta de El Mago poco conocida, porque era un mecenas que nunca buscó candilejas para su perfil generoso, lo que de una y mil maneras sigue realizando la matadora Marbella Romero.
Hoy, hace trece años, se fue a otras galaxias el inolvidable Álvaro Romero “El Mago”, luego de que se le rindiera merecidísimo homenaje a sus restos en la cancha del Monumental Estadio Morelos, donde directivos, cuerpo técnico y jugadores de Monarcas Morelia lo despidieron con aplausos y vivas, lo mismo que una multitud de aficionados que veían en él al “Guerrero 12”, porque siempre fue el fiel representante de toda la afición canaria, por eso hoy recordamos con singular aprecio a tan singular personaje, el porrista más reconocido del original Atlético Morelia. Así sea.
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