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La Picota
El Congreso del Estado vigila a la Auditoria Superior de Michoacán, a través de la Comisión Inspectora, valiéndose de la Unidad de Evaluación y Control (UEC), para materializar ese propósito.
A fines de mes, los legisladores deberán llevar a cabo la sustitución de la titular de la UEC, Vanessa López Carrillo, quien fue nombrada en ese cargo a principios de 2022, luego de un acuerdo político que representó prebendas para el Partido del Trabajo.
López Carrillo, abierta militante del PT y consentida de su cacique, el legislador federal, Reginaldo Sandoval, desde el inicio de su encomienda demostró su evidente falta de interés por las responsabilidades de la UEC, no solo por su ausentismo permanente, sino porque centró su atención en preparar su candidatura a una diputación.
Más allá de la beca que le representó el salario obtenido por su encargo –al que llegó sin mérito ni conocimiento alguno- lo cierto es que utilizó su posición como un fondo financiador para sus ambiciones político-electorales, para lo cual tuvo que tolerar a más de una docena de aviadores impuestos por sus patrones, y en su ambición llegó a firmar y autorización el año pasado -sin atribuciones legales para ello- contratos por más de nueve millones de pesos.
Este hecho con apariencia de delito, que refleja el desarrollo de francos actos de corrupción, ameritó un fuerte pero efímero descontento de los diputados de la Comisión Inspectora, quienes nada hicieron al respecto a pesar de que se dijo que habría denuncias y otras funestas consecuencias.
En el Congreso, la titular de la UEC tuvo serias desavenencias con funcionarios y políticos, incluido el Contralor del Congreso del Estado y con miembros de la Comisión Inspectora de la Auditoría Superior.
Su paso ese órgano dejó claro que entorpeció el desempeño de la UEC, dilatando procedimientos, ocultando datos y manipulando información.
Ahora, en el colmo de su descaro, Vanessa López Carrillo, cuyo trabajo no mostró resultados, solicitó licencia para estar en condiciones de contender por la diputación federal del distrito 11 con cabecera en Pátzcuaro.
Con su estrategia, la funcionaria legislativa pretende asegurarse que, en caso de no alcanzar su ambición política y la curul en San Lázaro, pueda estar en aptitudes de regresar a su silla –siempre vacía- para seguir arañando el presupuesto.
Es claro que, en esta ocasión, en la repartición del pastel político, el PT ya no tendrá mano, y menos cara, para conservar la posición política de la titularidad de la UEC que fue usada para fondear propósitos personales de Vanessa López Carrillo, a quien seguramente nadie le pedirá cuentas.
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