agenciaesquema.com
Morelia, Michoacán, 20 de junio de 2024.– A principios del siglo XX, era común ver a los organilleros amenizar fiestas, serenatas, o verlos tocar en la plazas públicas, acompañados de una caja hecha de madera, cuyo interior tenía unos engranes parecidos a los de un reloj, de los cuales, a través de un rollo salía música de época.
Era habitual que un organillero, fuera acompañado por un chango, quién se encargaba de recibir las monedas que la gente les daba como forma de pago. Sin embargo, hoy en día es difícil ver en las calles caminar a un organillero y apreciar su música. Es por ello, que los hermanos Vázquez, se aferran a mantener la tradición de su abuelo viva.
Deja un comentario