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Morelia, Michoacán a 21 de julio del 2024.- La prosa, la narrativa de Rosario Ortiz es generosa, descriptiva y puntual. En su obra, la escritora moreliana rescata, capta y testimonia hechos y acontecidos del medio rural y de la ciudad, lo mismo de hombres de arte y letras que del surco y la llanura, de los foros culturales que de casas y cocinas del pueblo y sus fantasmas.
“Presencias” es un libro que lleva al lector de momentos de “Chayito” con personajes universales como Enrique Arazoqui, el Cristo de Pasolini, a situaciones de Higinio el Malasuerte, un hombre de la antigua Taximaroa que murió en azogado. Lo anterior, en suma, es lo que subrayaron con mayúsculas y negritas la doctora Adriana Pineda y el periodista Óscar Tapia Campos.
La presentación de tan singular libro fue en del foro cultural LunaMía, ubicado éste en la Avenida Lázaro Cárdenas 2480, al Oriente de la capital michoacana. Espacio que lució abarrotado por personas que se dieron cita para oír y saber acerca del noveno libro de Ma. Rosario Ortiz Marín, licenciada en Economía, maestra en Sociología y doctora en Artes y Humanidades.
Rosario Ortiz, quien también es autora de otros ocho títulos, a saber: La irreverencia del arte. Caricatura y sociedad, El diablo se llama Rius, El collage: una expresión de vanguardia; El arco iris de plumas; En Catálogo de arte plumaria; Mi collar, mi pequeña pluma; Catálogo de Plumaria; Desde el recuerdo Leonardo Da Vinci, Un genio en la cocina; Las viandas del Quijote y Sancho Panza, solamente leyó uno de sus textos, el primero de la segunda sección de sus “Presencias”, titulado “Perseguir lo Imposible”, en el que a la letra dice en los primeros cuatro parágrafos:
“-Nos conocemos, ¿verdad? – Sí, ya casi no puedo platicar contigo, mi errática carrera por las calles lo impide. Dicen que estoy loco porque ando aprisa, no me baño, no me cambio la ropa y no hablo con nadie. Los niños me temen, las señoras se alejan cuando me ven pasar, los varones me compadecen.
“Quiero que entiendas que, aunque te escondas en la empañada superficie del espejo, te reconozco de inmediato. Tu despeinada cabellera se parece tanto a la mía, un bigote chaplinesco te delata, tu sonrisa burlona… Con esa facha, nadie diría que fuiste el físico más famoso de todos los tiempos: Albert Einstein.
“Pero eres el culpable de mi ansiosa existencia, el principal responsable de que mis fantasmas se hayan reducido a uno solo: Perseguir lo imposible.
“Ya no recuerdo mi nombre, mi edad, pero la gente me dice El Newton, – ¡pobres ilusos! – porque me veían llenar cuadernos de ecuaciones que antes resolvía. Me divertía mucho. Ahora no tengo tiempo. ¡¡Yo, ¿Newton?!!”.
Por su parte, la también narradora, poeta e historiadora Adriana Pineda precisó acerca de la obra que se presentaba en LunaMía: “Organizado en dos segmentos, el primero con 11 relatos sobre personas o personalidades que cruzaron Morelia, epicentro cultural para la coincidencia del cristo de Pasolini, del caricaturista Rius; a propósito de Mutis señala Chayito, “Sucedió en Morelia”, 11 relatos sobre actores que su andar dejó un legado y que Chayito recupera su presencia, y así nos acerca a aspectos de la esas presencias que tuvo la fortuna de tratar al ser ella, funcionaria universitaria con una visión amplia y generosa de lo que debía ser el diálogo con los libros, con la promoción de la lectura y con la coyuntura aquella de tener por estos lares a los escritores”.
Luego, en otro momento de su participación, la también doctora en Historia y maestra universitaria, Adriana Pineda, precisó: “Hoy se habla de gestores culturales, de facilitadores; y yo quiero decir que Chayito fue eso y más en nuestra vida cultural universitaria, las ferias del libro no solo tenían la venta de libros, tenían el impulso, tesón y gestión de hacerlas, asimismo, Chayito hizo quijotesca maniobras para no claudicar y darle a la vida cultural de esta Morelia de las canteras sordas, y funcionarios ignorantes, voces y júbilo. La promoción cultural que ya fuera en Uruapan o Tiripetío lo impulsara como extensión de su visión más amplia de la actividad de difusión cultural que la Universidad realizaba”.
El periodista Óscar Tapia Campos exaltó los valores de la narrativa que desarrolla Rosario Ortiz en su libro Presencias, “porque es tan descriptiva que coloca al lector al centro de la situación literaria, provoca que éste huela y hasta saboree los exquisitos aromas de las cocinas que son una suculenta recurrencia en la literatura de Chayo Ortiz. De suyo, su obra es tan generosa, como lo es su autora en la vida diaria, quien se dedica a exaltar los valores de sus personajes, como si los viera desde afuera, siendo que es parte de la anécdota, de la circunstancia, del momento relatado”
Óscar Tapia subrayó que “Chayo Ortiz hace todo lo que nos enseñaron que no se debe hacer al escribir. Esto es que describe con puntualidad, adjetiva constantemente y no va con rapidez al centro de la anécdota, lo que lejos de ser deficiencia o limitante de la obra literaria de la escritora son valores dignos de exaltarse porque ella sí tiene el talento para convertirlos en atributos.
El periodista y poeta originario de Curimeo, Michoacán, habló también de lo garrudo de la obra de Chayo Ortiz, a la que en varias ocasiones, por error, llamó Chayo Herrera, sin embargo, hizo la aclaración de que son dos personas diametralmente diferentes. En al jalón de los textos de la narradora, precisó: “ya ni la friegas, Chayo, por tu culpa perdí una cita médica. Tomé tu libro, lo empecé a leer y se me fue el tiempo sin sentir, lo engullí de un jalón, cuando lo terminé de leer me di cuenta que se había pasado la hora en que debía presentarme con el médico”.
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