LA COMIDILLA
Entre partidarios y no de la 4, fue el descolón que el mismísimo López Obrador y Claudia Sheinbaum le dieron a Gerardo Fernández Noroña. No le pudieron recordar de mejor forma, que fuera del discurso, en la secta dominante en estos tiempos, también hay clases. Pedigree, pues.
Noroña es un golpeador, un agitador, un provocador. Para eso únicamente sirve.
¿Quién es para cuestionar el juego de Ricardo Monreal, un verdadero político y académico, que por cierto le resultó fenomenal? ¿Adán Augusto López, el “hermano del alma”? Coordinar las cámaras de diputados y senadores, es de sentido común. Pero sí, fue una maroma de triple salto. Da risa que se haga el ofendido, recule y ayer dijera que no deja la 4.
Cada quien elige, y el zacatecano, es creyente. Dos días antes de iniciar el recorrido “corcholatero”, se fue a la Basílica de Guadalupe a encomendar su jornada a la Santa Madre; y porque lo publicó en sus redes, Noroña se le fue como perro. O porro, le dicen.
“La verdad es una farsa el asunto. Eso no es respetar tu visión religiosa pero sobre todo el estado laico y menos viniendo de la izquierda”, le dijo en un transmisión el sábado 17 de junio y reprobó que políticos se expresen públicamente sobre su religión.
Pues en junio de 2021, el propio López Obrador en su mañanera, compartió que profesa el cristianismo: “En la Iglesia evangélica hay una denominación cristiana, pero mi cristianismo, lo que yo practico tiene que ver con Jesucristo, porque yo soy seguidor del pensamiento y de la obra de Jesús. Creo que es el luchador social más importante que ha habido en el mundo, en la Tierra”. A ver, ahí si calladito el bravucón.
El caso que Monreal, en la Cámara Baja y Adán Augusto, en el Senado, no son premios de consolación a la lealtad y por mantenerse firmes en todo este proceso de tres años para candidatura presidencial de Morena y el triunfo arrollador. Haiga sido como haiga sido.
Es estrategia para la administración de la mayoría, porque la 4 corre el riesgo de atragantarse con tanto poder. El propio AMLO la yo advirtió.
Monreal Ávila es un negociador nato y fácilmente Morena puede lanzar la aplanadora para las reformas de septiembre, que todavía tocan a López Obrador y por tanto, no se les moverá ni una coma.
Habrá que ver a partir del 1 de octubre, cómo la ya presidenta Sheinbaum va a llevar la relación con la oposición; 16 millones de votantes pueden ser pocos para los cuatreístas, pero aquí están, y ofreció gobernar para todas y todos. Desde la campaña, ofreció diálogo abierto y debate de ideas. Ojalá sea así, imponga su estilo y deje de ser una copia malhecha de su líder moral…
Deja un comentario