Crónicas de Ri.
(IN) JUSTICIA
El sol casi se ocultaba aquel día de verano cuando el convoy de siete vehículos de la Procuraduría de Justicia ingresaba al principal Centro de Readaptación Social del Estado de Michoacán, eran al menos cuarenta elementos policiacos de ambos sexos quienes se apostaron de inmediato en el área de aduana de ese centro penitenciario en espera de un interno al que trasladarían a una popular colonia de la capital Michoacana ya que se llevaría a cabo una reconstrucción de hechos, diligencia solicitada por la defensa del detenido, un leve murmullo proveniente del callejón que conduce a las celdas alertó a los uniformados, quienes se dieron cuenta que una veintena de rapados y tatuados internos escoltaban a quien ellos trasportarían a la diligencia, el andar de los detenidos era lento, pues caminaban al paso de quien protegían, y así, luego de unos minutos se apostaron en la parte externa de esa zona de seguridad ya que los custodios únicamente permitieron el paso a la cabeza de ese grupo, “se lo encargamos mucho jefes” gritaron algunos de los prisioneros mientras se retiraban nuevamente a sus celdas, el interno a trasladar permaneció unos segundos al centro del nutrido grupo de policías quienes atónitos lo observaban, pues se trataba de un anciano de tierna mirada y sonrisa franca, las canas cubrían completamente su cabello y bigote y su avanzada edad apenas le permitía caminar; el oficial que se encargaría de su traslado ni siquiera se atrevió a colocarle las esposas y optó por llevarlo en la cabina de la camioneta, solo flanqueado por él y su compañero, una vez que abandonaron el Centro Penitenciario el personal del juzgado se incorporó a la caravana policial para dirigirse a donde se llevaría a cabo la diligencia, los treinta minutos de distancia fueron suficientes para que el policía que lo custodiaba se enterara de primera mano de los hechos que dieron origen al delito que le imputaban…estoy detenido por homicidio, dijo con voz pausada el octogenario, fíjese que yo soy jubilado y en las tardes salgo a barrer la banqueta de mi casa, entonces desde hace como dos meses ahí pasaba un muchacho, siempre acompañado de su mujer, una de esas que trabaja en una cantina y entonces ese joven me insultaba así nomas, me decía muchas maldiciones y yo mejor me metía a mi casa, pero entonces un día ese muchacho que dicen que siempre andaba drogado, que se me deja venir y con un machete me dio dos golpes en la espalda, no me cortó porque me pegó con la parte plana del machete, pero si me dejó ahí tirado por el dolor y porque me sacó el aire, entonces como pude me metí a mi casa y para evitar problemas esperaba a que el muchacho pasara en las tardes para poder salir a barrer mi banqueta, pero como no me encontraba en la calle se paraba y me gritaba afuera de mi casa y me decía que cuando me encontrara afuera me iba a matar con el machete, me asuste y…pues compre una pistola, una pequeña, calibre 22 y me la guarde aquí en la cintura, entonces hace como un mes yo estaba barriendo mi banqueta como todas las tardes que veo al joven ese que venía como siempre con…su muchacha y me grita, te lo dije condenado viejo, ahora si ya te cargó y que se me deja venir con el machete en la mano, entonces que saco la pistola y le digo, mira muchacho mejor cálmate porque si te acercas más te voy a dar un balazo, y me dice, no te tengo miedo jálele porque ya se lo cargó y como ya se me venía encima con el machete, pues que le disparo y que se cae ahí a la mitad de la calle…y después que pasó? Preguntó el sorprendido policía, nada hijo, ahí me quede hasta que llegó una patrulla y le dije a los policías lo que había pasado y les entregue la pistola, entonces ellos me dijeron que tenían que llevarme detenido y pues aquí estoy; En ese momento el convoy de policías ingresaba a la colonia donde se efectuaría el acto jurídico, llamando de inmediato la atención de quien encabezada la formación, pues se dio cuenta que las calles estaban adornadas con papel y plástico, percibiéndose un ambiente de fiesta, pues exactamente en la calle donde se llevaría a cabo la diligencia se podía observar un nutrido grupo de personas sosteniendo banderas multicolores y pancartas; ante esa situación tomó el radio comunicador y le informó al Comandante a cargo del operativo a quien le comentó que no sería factible llevar a cabo la diligencia porque al parecer había fiesta en la colonia y no era ni seguro ni prudente, sin embargo la orden fue tajante, “adelante compañeros, no pasa nada, no se trata de una fiesta, son vecinos del detenido quienes están solo para brindar su apoyo…la juez ya sabe de esa situación”, ¡VIVA DON NETO!, ¡DON NETO ES INOCENTE! ¡ESTAMOS CONTIGO DON NETO!, podía leerse en algunas pancartas, las porras de apoyo al acusado se hicieron presentes mientras una banda de música de viento entonaba una diana, entonces en medio de la algarabía la juez levantó ambas manos dando paso con eso a un inmediato y absoluto silencio, se dirigió a los presentes a quienes soltó “señores buenas noches, soy la juez y en este momento vamos a llevar a cabo esta importante diligencia, así que les pido silencio y suplico se comporten a la altura de la situación”; la puerta del vehículo que trasladó al protagonista de ese acto se abrió y el tierno anciano descendió lentamente ayudado por un policía investigador, don Neto tímidamente saludó a los presentes asintiendo con la cabeza y dedicándoles una leve sonrisa, entonces el show inició…Haber Don Neto le decía la juzgadora al oído mientras colocaba su mano derecha en el hombro del detenido, no se me ponga nervioso, no pasa nada, haber según declaraciones, usted se encontraba parado aquí verdad? Si señora, respondió el anciano, bien, entonces perito por favor proceda, después de las placas fotográficas y algunas mediciones del experto criminalista, la juez prosiguió; bien don Neto, usted dijo que se encontraba barriendo cuando el muchacho…bueno interrumpió Don Neto, yo me encontraba aquí parado y el joven ese que venía con la muchacha aquí presente, me dijo que ahora si no me le escapaba y entonces que saco la pistola, le apunte y que le disparo y…permítame don Neto interrumpió esta vez la titular del juzgado…haber secretaria, escriba por favor, “ese día yo me encontraba como todas las tardes barriendo tranquilamente la banqueta de mi casa, cuando en ese momento el muchacho que venía acompañado de su pareja, al verme me gritó, ahora si pinche viejo, te llegó la hora, te voy a matar como un perro, entonces que saca su machete y que se abalanza a mi persona con toda la intención de lastimarme, fue en ese momento en que yo por instinto saque la pistola que traía fajada a mi cintura y realice un disparo, aclarando que nunca fue mi intención lastimar al muchacho y que yo solo quería asustarlo y es por ell….” ¡mentira! gritó en ese momento la pareja del fallecido, que era la única persona presente de la contraparte, eso no sucedió así ni es lo que está diciendo el viejo ese, fustigaba a todo pulmón ante la sorpresa de la juzgadora que de inmediato se repuso y encaró a la furibunda mujer a quien le gritó “cayese, usted no tiene derecho a interrumpirme, le ordeno en este momento que guarde silencio o de lo contrario ordenare su inmediato arresto”, ante las palabras de la titular del juzgado los discretos jalones de cabello y patadas en los tobillos de la inconforme de parte de los policías que se encontraban a sus espaldas no se hicieron esperar, mientras le murmuraban al oído “cayese pinche puta o se la lleva la chingada”, la agredida a su vez busco la protección del defensor de oficio que ante la situación arremetió también contra su representada “cayese señora, con su actitud no puedo hacer nada, me amarra usted las manos, compórtese por favor” le soltaba a boca jarro; después de la interrupción la juez apuró la diligencia donde se plasmó todo lo que ella le dictó a su escribiente, convirtiendo a Don Neto no solo en víctima, si no en un espectador más de esa escena, hasta llegar a la culminación del acto protocolario que conllevaba la firma de los intervinientes, donde para variar otra vez se caldearían los ánimos por la negativa de la agraviada por plasmar su rúbrica, “firme señora que tengo otra diligencia y no voy a estar perdiendo mi tiempo nadamas porque usted no quiere firmar” le recriminaba la Juez, mientras su propio defensor la instigaba a firmar los documentos sopena de no ayudarla si incurría en una falta por su negativa a firmar, “firme puta hija de la chingada” le decían los policías mientras la amedrentaban a empujones, y así ante la presión ejercida, con mano temblorosa la agraviada plasmó las firmas requeridas e inmediatamente por invitación de la juzgadora se retiró del lugar entre gritos e insultos de los presentes.
La banda de música y los antojitos regionales hicieron más amena la verbena, donde vecinos, amigos, familiares, personal de juzgado, defensor público y policías convivieron por espacio de dos horas, hasta que la juez cual político en plena campaña agradeció el comportamiento de los presentes en esa diligencia y se comprometió a que a más tardar en un lapso de dos meses, Don Neto regresaría a esa colonia pero en calidad de libre…promesa que fue cumplida.
El anterior relato no es producto de la imaginación del escritor, es una historia verdadera, historia que tal vez les arrancó alguna sonrisa, risa o carcajada, donde dadas las características del caso y del acusado es factible sentir empatía con el personaje, pero no se puede perder de vista que jurídicamente es una aberración, y eso lo “permitía” el anterior sistema de justicia penal de nuestro país y si bien es cierto que el sistema penal que ahora nos rige es blanco de críticas y señalamientos de inoperancia, este siempre puede ser perfeccionable.
“Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”
Napoleón Bonaparte.
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