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NO SOY TU PENDEJA RICARDO, gritaba la furibunda mujer, provocando que los curiosos vecinos voltearan discretamente a la vivienda donde se suscitaba la cotidiana escena de celos, minutos más tarde EL RICHARD como lo conocen sus amigos abandonaba el inmueble cargando trabajosamente una bolsa de plástico de color negro, de esas que se utilizan para almacenar basura, pero que en su interior contenía la ropa del abogado de profesión, arrastrando los pies, con los ojos enrojecidos por el llanto contenido y aun escuchando los insultos y burlas de su ex pareja, RICARDO abordó su automóvil el cual para variar, no encendió, fue entonces que uno de los vecinos se mostró solidario y se apresuró a pasarle corriente; Huy vecino es brava la dama no? Le decía el samaritano a RICARDO quien mostraba una forzada sonrisa, usted es el que más le ha aguantado, continuó el vecino, nosotros ya estamos acostumbrados al show de la doña, si le dijera que hasta los contamos y usted es el número 10 nada más del año pasado, con decirle que ya hasta el del agua santorini y el del gas pasaron list… Gracias vecino, interrumpió EL RICHARD quien se retiró aguantando estoicamente los hirientes comentarios; ese día y los que siguieron fueron un verdadero tormento para RICARDO que optó por hacerse acompañar de su mismísima soledad, sus compañeros de oficina de inmediato notaron el cambio de actitud y entre risas atinadamente comentaban… “SEGURAMENTE LO MANDO A LA CHINGADA LA TROZONA”, un comentario que con el paso de los días se confirmaba cual profecía cumplida, pero no cabe duda que el ser humano es el único animal que comete el mismo error dos veces, o tres, o cuatro y ese se llama Ricardo.
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