Hoy, seremos parte de una boda tradicional purépecha.
Comenzamos llegando al muelle de “ucaz” en donde tomamos una embarcación y mientras vamos camino a la isla de la Tecuena, podemos apreciar paisajes de cerros que junto a el lago de Pátzcuaro hacen de ese recorrido el momento perfecto para desconectar del caos de la ciudad.
Llegamos a la isla de la Tecuena, en donde se siente el ambiente de fiesta, desde que llegamos podemos ver a muchas personas que están cargando bebidas para subirlas hasta donde se realizará el enlace matrimonial en la iglesia del sagrado corazón de Jesús.
Los novios e invitados están listos y se comienza con la ceremonia religiosa, una boda con padrinos e invitados. Laura y Armando, dan el sí acepto.
Se lanza pirotecnia para avisar que los novios ahora son esposos y la ceremonia ha concluido.
También es una señal para avisarle a la familia del novio que vamos camino a su isla, puesto que el novio es de la isla de Janitzio.
Al salir de la ceremonia religiosa, se hace “la invitación” en donde con bebidas y baile todos los invitados junto con los novios y padrinos comenzamos a bajar al muelle y tomar una embarcación rumbo a Janitzio.
En el recorrido la música y bebida no paran, junto con un ambiente de dicha y de baile.
Llegamos a la isla de donde proviene el novio, los padrinos de velación otorgan comida y bebida a todos los invitados.
Posteriormente de comer, se hace el baile de los regalos en donde se le entregan los regalos a los ahora esposos. Regalos como muebles, estufa, lavadora, refrigerador, etc. se les otorgan a manera de que empiecen su vida matrimonial con las mejores condiciones.
Sigue la fiesta y después se dispone a regresar a la isla de la novia para seguir con la comida, la música y los regalos.
El festejo en la isla de la Tecuena y de Janitzio se hace a lo grande.
Todos de alguna manera son partícipes y se logra ver en Laura y Armando la dicha de ser parte de una boda tradicional purépecha.
Sin duda alguna las tradiciones son un tesoro que ellos deciden conservar y disfrutar.
