diciembre 20, 2025
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La riqueza de mirar desde quienes somos

TAREA DEL VIERNES.

“Dormía y soñé que la vida era belleza; desperté y descubrí que también es compromiso.”

Esta frase, atribuida a Emmanuel Kant, nos recuerda algo esencial: la vida no solo se contempla, también se construye. Y en ese proceso, cada uno de nosotros interpreta el mundo desde una mirada única.

No vemos la realidad tal cual es, la vemos a través del lente de nuestra historia. Lo que sentimos, lo que hemos vivido, lo que anhelamos y aquello que tememos colorea nuestra percepción. Por eso, para cada persona, la verdad se siente distinta… y ambas pueden ser válidas dentro de su experiencia.

Tú miras la vida desde tus aprendizajes, tus cicatrices, tus sueños y tus fortalezas.
Yo miro la vida desde los míos.
Cada uno sostiene un universo propio que se despliega en cada conversación, decisión y encuentro.

Cuando dialogamos, no solo intercambiamos palabras: intercambiamos mundos. Y muchas veces asumimos que son iguales… pero no lo son. Por eso es tan valioso preguntar, explorar y comprender qué significa para el otro lo que estamos hablando. Esa apertura nos permite conocer su perspectiva, sus matices, su forma particular de interpretar la existencia.

El encuentro entre dos personas es siempre una oportunidad de expansión. Dos realidades que se acercan no para imponerse, sino para descubrirse. Cuando recordamos que cada mirada nace de una historia diferente, dejamos de competir por “tener razón” y empezamos a construir puentes.

Honrar la visión del otro no significa renunciar a la propia, sino enriquecerla.
Reconocer nuestras diferencias no nos separa; nos hace más conscientes, más empáticos, más humanos.

Al final, no vemos las cosas como son: vemos las cosas desde quienes somos.
Y en la medida en que crecemos, sanamos y nos abrimos, también cambia la forma en que vemos el mundo… y la forma en que el mundo se abre para nosotros.

Bendecido viernes.

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Redacción