Andrés Manuel López Obrador cerrará -en la forma- su mandato con sus sueños cumplidos: sin pobreza, porque ya no se medirá, sin corrupción, porque ya no se investigará y menos sancionará; pero lo más importante para su récord histórico: sin contrapesos ni oposición. ¿Qué presidente pudo hacer tanto en solo seis años?
¿Quién medirá la pobreza sin Coneval? ¿qué será de la transparencia y rendición de cuentas sin INAI?; con el respaldo de las masas, consultas ciudadanas o “ejercicios democráticos” ¿para qué elecciones con una oposición derrotada y sin legitimidad? La justicia, como en el medievo: vox populi vox Dei… “entonces es Claudia”, proclamó anteayer AMLO. “Es lo mejor que le pudo haber pasado al pueblo mexicano y una bendición”. ¡Alabada sea santísima Claudia! Por cierto, judía, como María de Nazaret de Galilea. Y naaa… eso de que se separa de Beatriz Gutiérrez, pero no se divorcia porque la ama mucho. Es como el clásico: ¿el problema no eres tu, soy yo´.
Pero en lo que estoy. Los cuestionables -porque nunca supimos de dónde salían- “otros datos” serán ya los oficiales una vez que desaparezcan los organismos autónomos y se conviertan en unidades administrativas: el Coneval, del INEGI; el INAI será parte de la Secretaría de la Función Pública; la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) pasarán a la Secretaría de Energía; la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU), a la SEP; la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) a la Secretaría de Economía y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) a la SICT. A la CNDH no le da flit, por tratados internacionales y la Declaración Universal de Derechos Humanos que mandata contar con organismos autónomos en materia.
El INE si se toca. Y será sustituido por el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), el cual absorbería también las funciones de los organismos locales; el Consejo General se reducirá de 11 a 7 integrantes y su periodo disminuirá de nueve a seis años. También la Corte se toca, y jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial serán electos, incluidos los del Tribunal Electoral del Poder Judicial (TEPJF) que absorberá la competencia de los tribunales locales. En sentido estricto, los poderes Judiciales de las entidades federativas tendrán que homologarse con el Federal.
Son 54 reformas constitucionales que sacará adelante la aplanadora de la 4T en el Congreso General. En septiembre, según anunció Claudia Sheinbaum, la Judicial, la reforma a la Ley del ISSSTE en pensiones para pasar el ahorro de los burócratas al Fondo del Bienestar, y sus propuestas de pensión a mujeres de 60 a 64 años y becas desde prescolar hasta secundaria. Unos 21 millones de alumnos.
También se abaratará la democracia, con la eliminación de los legisladores plurinominales, por lo que la Cámara Baja se conformará con solo 300 diputados federales y la Alta, con 64 senadores; todos serán electos por mayoría relativa. Además, se establecerá un tope en el número de diputados locales con un máximo de 45 y mínimo de 15, en proporción con el número de habitantes en la entidad donde se elijan; en cuanto a ayuntamientos solo habrá una sindicatura por municipio y hasta 9 regidores y concejales.
No se si los 35 millones de votantes de la 4T y los 63 millones que no votaron por el “segundo piso” tengan más o menos idea de los significativos cambios que estas reformas traerán a la vida nacional, pero le dieron toda su confianza a López Obrador a través de su representante Claudia Sheinbaum, y así será. Porque ya no hay reversa. Por lo menos, en los próximos tres años.
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