noviembre 21, 2024

Regreso al unipartidismo y con presidente “emérito”

Pues ¿qué pasó el domingo 2 de junio?

La realidad es solo apariencias.

Fuimos 16 millones de mexicanas y mexicanos que vimos en este proceso la oportunidad de cambiar las cosas en el país porque no nos gusta lo que hemos visto estos seis años: 800 mil fallecidos por el mal manejo de la pandemia, 50 mil desaparecidos, 190 mil homicidios y feminicidios, entre ellos 13 mil bebés, niños y jóvenes. Pero pueden ser solo apariencias ante nuestros ojos porque 82 millones de electores no lo ven o no les importa.

Todo México y el mundo parecía expectante de lo que se pronosticaban como las elecciones más concurridas de la historia democrática por el número de cargos en disputa y los dos modelos de gobierno antagónicos. Pero era solo apariencia: 40 millones electores registrados en el padrón, nuevamente se negar a votar.

La “copiosa” participación terminó en 61 por ciento, por debajo de 63 por ciento en 2018. Claudia ganó con 35 millones, por Xóchitl votamos 16 millones y por Máynez 6 millones. Ojo, en el extranjero la votación fue más cerrada entre el primer y segundo lugar: 91 mil para la morenista y 86 mil para la opositora.

El triunfo de Claudia no sorprendió ni a la senadora hidalguense, pero tampoco se iba a rendir antes del partido ni se retiraría por default. Todos veíamos lo que queríamos ver. Apariencias de la realidad, digamos, real: 6 de cada 10 beneficiarios de programas sociales votaron por la 4, particularmente adultos mayores y becarios; el crimen organizado aportó su cuota de sus bases sociales y respondieron las estructuras administrativas del Gobierno Federal, de las estatales (23 entidades) y municipales con sus empleados y familias. La marea rosa fue también una apariencia.

Las elecciones para Congreso General sí shockearon a propios y extraños: las y los mexicanos nuevamente le extendieron su confianza a López Obrador hasta las cámaras de diputados y senadores para que siga haciendo y deshaciendo con el país, nuestras vidas y patrimonio.

Los primeros en reaccionar fueron los mercados financieros. La Bolsa de Valores se desplomó seis puntos y la fuga de capitales ha disparado el dólar a casi 18 pesos. La razón es evidente: el debilitamiento del Estado de Derecho, las políticas restrictivas y expropiatorias del estatismo; las reformas al Poder Judicial y la desaparición de organismos autónomos como el INE, TEPJF, INAI, COFECE y hasta el Coneval, pero que para el grueso de los electores ¿quién putas es todo y para que sirve?

Pero una variable extraña con que amanecimos el lunes 3 de junio, es esa especie de presidente “emérito” en que desde ese día, se asumió López Obrador. Y tiene razón, porque al final de cuentas, las elecciones -como dijo- era el referéndum a él y su forma de gobernar.

Por eso, con tres años de anticipación, decidió la candidatura e hizo campaña permanente desde la mañanera; por ser el Presidente, era el único que podía zurrarse en la misma Constitución, mandar a la tiznada a la Suprema Corte, al INE y magistrados electorales, golpear a la oposición hasta pulverizarla, como lo logró. Bueno, lo más importante, puso la lana vía apoyos sociales y a la campaña. Así que hay razones, por muy feo que suene, para que siga conduciendo personalmente su movimiento y supervise de la misma forma “su segundo piso”.

Esta columnista no ve a AMLO a partir del 1 de septiembre, tumbado en su hamaca y dictando un libro. “No aceptaré ningún cargo hacia adelante, ni nacional ni en el extranjero. No voy a participar en ningún evento -ni académico ni político- y no volveré a opinar sobre cuestiones políticas. No voy a tener comunicación con redes, voy a cancelar mi Twitter y mi Facebook, no voy a recibir a nadie que me planteé algo vinculado a política, se lo he dicho hasta a mis hijos, es un tema vedado. Yo ya estoy chocheando”.

¿Pero realmente no sucumbirá al banquete que tiene enfrente? Refuerza mi idea de presidente “emérito”, el contraste del columnista de Francisco Rodríguez en su “Índice Político”: Plutarco Elías Calles inició en la tercera década del siglo XX, la institucionalización de la Revolución Mexicana y para eso puso como presidentes a Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez. Ahora, desde 2018, López Obrador viene desinstitucionalizando al país para consolidar su “cuarta transformación” y por eso es Claudia…                                                                             

Redacción Agencia Esquema

Ver todas las publicaciones

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
¡Agencia Esquema te escucha!
Hola 👋
¡Agencia Esquema te escucha!