El pasado y el presente.
El pasado es muy útil, pero solo cuando puede enseñarnos algo acerca del presente. El Presente es lo que cuenta.” Estas palabras de Elizabeth Kostova encapsulan una verdad esencial: mientras que el pasado forma parte de nosotros y nos ofrece lecciones invaluables, el único momento donde realmente tenemos poder es el presente. Este instante, aquí y ahora, es el que define quiénes somos y en quiénes podemos convertirnos.
El pasado puede ser una carga pesada si lo dejamos gobernar nuestra percepción de nosotros mismos. Vivir encadenados a lo que fuimos —a los errores, fracasos o incluso éxitos pasados— nos convierte en prisioneros de aquello que ya no podemos cambiar. Pero si elegimos soltar esas ataduras, podemos transformar el pasado en un maestro en lugar de un carcelero.
No se trata de borrar lo que ocurrió, sino de reinterpretarlo. El pasado no define nuestra identidad actual, pero sí puede ser una herramienta para tomar mejores decisiones y para crecer. Como decía Steve Maraboli: “Mi pasado no me ha definido, destruido, disuadido, o derrotado; solo me ha fortalecido.”
El presente es una página en blanco que nos pertenece por completo. Cada amanecer nos brinda la oportunidad de decidir quién queremos ser, de actuar según nuestros valores y sueños. En el presente reside la magia de la elección, el poder de decidir el camino que queremos recorrer.
La belleza del presente radica en que siempre nos ofrece la posibilidad de reinventarnos. No importa quiénes fuimos o qué hicimos, siempre podemos elegir ser una mejor versión de nosotros mismos. Cada instante es una oportunidad para evolucionar, aprender y transformar nuestra vida en algo que refleje nuestro verdadero potencial.
Bendecido jueves
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