Alberto Linero
Viernes 26 de enero de 2024
Constantemente invito a las personas a ser optimistas ante la vida, a buscar los aspectos positivos que las circunstancias envuelven, pero, ojo, se necesita un componente de inteligencia para que el optimismo sea moderado, es decir, ser optimistas no es igual a ser fantasiosos. Esto es, vivamos con la esperanza de que las cosas pueden cambiar en positivo, pero sin perder de vista la realidad de lo que se tiene adelante, porque, esencialmente, el optimismo inteligente está asociado a la acción, al movimiento, a la iniciativa y capacidad para alcanzar lo que nos proponemos, pero siempre en coherencia con la realidad.
En otras palabras, el optimista inteligente se plantea que es posible alcanzar los objetivos que se propone y que toda situación, por terrible que parezca, tiene elementos que hacen posibles sus soluciones y transformaciones. Por su parte, el pesimista es el que sigue retrocediendo una y otra vez, con la idea de que nada puede ser diferente. Parece que no es algo que esté relacionado siempre con la situación objetiva que rodea a una persona, sino con la forma de percibirla. Winston Churchill decía: “Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad y un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”. En las situaciones desfavorables, el optimista ve lo aprovechable. En lo bueno, el pesimista es incapaz de ver aquello de lo que puede sacar provecho.
ORO POR TI
Padre Dios, bendice a quien reflexiona conmigo, para que hoy enfrente su realidad con optimismo, mirando siempre lo positivo de la situación. Amén.
TAREA DEL DÍA
Encuentra lo positivo de tus circunstancias.
Sigo sin ver lo positivo de un fracaso