Alberto Linero
Domingo 29 de diciembre de 2024
Me imagino la escena de Lucas 2,41-52: El niño Jesús se les pierde a José y María. Pienso en la desesperación de ellos al darse cuenta de que Jesús no está, que se ha quedado en Jerusalén. Me impresiono porque muchas veces a nosotros también se nos pierde Jesús. Se nos pierde cuando nos acostumbramos a vivir en automático y no entendemos el porqué y el para qué de las cosas. Se nos pierde cuando dejamos que la indiferencia, la violencia y el miedo marquen nuestras relaciones.
Se nos pierde cuando nos desanimamos y perdemos el sentido de la vida. Sin embargo, creo que lo importante no es sólo tomar conciencia de que nos hemos alejado de Él, sino iniciar todo lo necesario para encontrarlo de nuevo, para volver a descubrirlo presente en la vida, para amarlo con todas las fuerzas del corazón y para servirle con generosidad y disposición. Hoy es una buena oportunidad para evaluar qué tan cerca estamos de Jesús, para preguntarnos si nuestra vida diaria muestra que Él está en nuestro corazón y no nos deja.
Para ello hay que analizar desde los valores del Reino nuestras palabras, actitudes y acciones. Si nuestras palabras destruyen y no unen, si nuestras actitudes son fuentes de desgracia para el otro y si nuestras acciones son agresivas y sin amor, seguro estamos lejos de Jesús. Cuando me pierdo de Él lo busco en la Eucaristía, en la Biblia y en la oración personal.
ORO POR TI
Padre Dios, hazte presente en la vida de esta persona, que sepa que Tú estás a su lado siempre. Amén.
TAREA DEL DÍA
Evalúa cómo estás viviendo tu fe, toma correctivos.
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