Atzimba Ponce/agenciaesquema.com
Esta vez nos embarcamos en una nueva aventura, llena de cultura y tradiciones que sólo sus propios habitantes de la Isla Pacanda, pueden describir con anécdotas que remontan a tiempos atrás. Esta Isla, se encuentra en la región occidental de Michoacán, y su nombre significa “empujar algo al agua”, en purépecha.
Para poder llegar a La Pacanda, tuvimos que subirnos a una lacha de motor. Durante los 20 minutos navegación, pudimos disfrutar de las demás islas que se encuentran en el lago de Pátzcuaro como Janitzio, Yunuén y Tecuena. Siendo la Pacanda, la que tiene la vista más privilegiada, ya que, se ubica en la parte central del Lago.
Durante nuestra estancia, tuvimos la oportunidad de platicar con el señor José Nicodemus, habitante de esta pintoresca Isla. Nos recibió en su hogar con una calidez que reflejaba la hospitalidad característica de su comunidad. Nos habló sobre su niñez y La familia.
Desde niño, trabajó con su papá, quien se dedicaba a la agricultura tradicional, donde utilizaban la yunta de bueyes para hacer sus labores del campo y no hacían uso de fertilizantes químicos, es decir, aprovechaban los recursos naturales que les daba la isla.
Durante su relato, nos contó cómo la isla ha cambiado a lo largo de los años, pero también, cómo algunos aspectos han permanecido a través del tiempo, como las tradiciones y las festividades locales.
Recordó, con emoción como su tío le enseñó a tocar algunos instrumentos musicales, que se utilizan para acompañar las Pirekuas, que son canciones que expresan sentimientos y comunican acontecimientos importantes a las comunidades p’urhépechas.
A lo largo de nuestra conversación, el señor Nicodemus nos habló con orgullo de su herencia cultural y de su deseo de mantener vivas las costumbres y las historias de La Pacanda para las futuras generaciones. Sin embargo, la lengua indígena purépecha, se ha perdido un poco, ya que los niños y jóvenes hablan más el español.
Como parte de su herencia gastronómica, su esposa Silvia, nos guisó unos ricos charales, acompañados de frijoles de la olla y por supuesto, no podía faltar el famoso pico de gallo.
Para finalizar nuestro viaje, el señor Nicodemus y su familia, nos llevaron a recorrer los alrededores del poblado, mostrándonos lugares de interés histórico y natural. Como es la iglesia y su cementerio donde se puede apreciar una vista panorámica impresionante del lago.
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