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La Picota
Desde el pasado 23 de abril, cuando la Dra. Yarabí Ávila González dio a conocer públicamente –en franco procuro del deleite del Gobernador Alfredo Ramírez Bedolla- que se analizaba la posibilidad de contar con los servicios de la Policía Auxiliar para cuidar las instalaciones de la Máxima Casa de Estudios de Michoacán, la Rectora de la UMSNH se metió en un laberinto cuyo peligroso entramado la obligó a mostrarse en su verdadero ser: complaciente con la cúpula del poder; desleal con los viejos aliados; y autoritaria y reactiva ante las contingencias.
Y es que las pretendidas justificaciones que la sucesora de Hidalgo dio para intentar argumentar en pro de la adopción de esa inaudita medida, además de revelar su desconocimiento en el rubro de políticas públicas en materia de seguridad universitaria, también puso de manifiesto que –a despecho del déficit presupuestario que tiene la universidad- no calculó la inversión que se requiere para llevar a cabo una contratación de esas magnitudes pecuniarias.
Más aún. Sus datos no son correctos. Por ejemplo, dijo que en la UMSNH se contaba con solo 19 elementos para realizar la tarea de seguridad intra muros en el campus de CU, sin contar las otras dependencias y facultades, lo cual no es cierto, pues la verdad es que en la plantilla de personal de la UMSNH se cuenta con más de un centenar de trabajadores con la categoría laboral de velador o vigilante o que, sin contar formalmente con esa calidad, sí desempeñaban funciones de esa naturaleza hasta la llegada de Pablo Israel Calderón como Jefe del Departamento de Protección Universitaria -inexperto e iletrado policía de tropa- quien con la complacencia o por indicaciones del Rector Raúl Cárdenas Navarro –su familiar- y del Secretario General, Pedro Mata –a la sazón responsable directo de la salvaguarda de las personas y bienes universitarios- desmanteló totalmente, de un plumazo y con nula visión, la estructura tecnológico-funcional que existía en el área de seguridad universitaria, cometiendo torpezas de alto calado como convertir en barrenderos y jardineros a agentes de protección universitaria que ya estaban medianamente capacitados para el desempeño de esa delicada actividad.
Otra de las hilarantes pifias cometidas durante la gris e ineficiente gestión de Pablo Israel Calderón al frente de Protección Universitaria es que permitió –y sigue tolerando- la inoperancia de varias áreas estratégicas para la seguridad como las casetas de ingreso-egreso en CU, las cámaras de vigilancia y el regalar siete caninos adiestrados en materia de seguridad, para ahora, irónicamente, adoptar perros sin entrenamiento alguno que fueron entregados a sendos manejadores, quienes tampoco tienen la mínima noción de lo que es la estrategia de protección con binomios K9.
En su retórica la Rectora igualmente expuso que el Secretario General, Zoé Infante Jiménez –otro neófito en el tema de seguridad- estaba trabajando en el análisis para determinar cuál sería la mejor alternativa para la protección de los nicolaitas, situación que evidencia el desdén del prexistente Programa Integral de Seguridad Universitaria “PISU” el cual quedó en la congeladora de comisiones del Consejo Universitario, pero que operaba de facto con visibles resultados desde la administración de Salvador Jara Guerrero –antes aliado de Yarabí- el cual se reafirmó en el rectorado de Medardo Serna González.
Ávila González, lejos de reconocer sus desatinos en el tema de seguridad, y sin pudor alguno ante su actuar como una funcionaria más del séquito gubernamental, optó por una estrategia simplista y reactiva pero vacía de fondo para combatir la inseguridad en los campus universitarios y dando un autoritario manotazo en la mesa, incidió en lo que seguramente será la peor de sus estulticias durante su rectorado y su error histórico: llevar a cabo en la escuela preparatoria número 2 «Ingeniero Pascual Ortíz Rubio”, el martes 16 de mayo, con la presencia de miembros del Ejército Mexicano, la Fiscalía del Estado de Michoacán, Policía de Morelia, Guardia Civil, apoyados por la Unidad Canina K-9 de la Fiscalía estatal, un “operativo sorpresa” en el que se revisaron mochilas a los estudiantes, una acción por cierto ya clasificada por la CNDH como violatoria de derechos humanos.
La irrupción policiaca-militar al recinto universitario que debió significar un agravio histórico para la comunidad nicolaita, no solo fue un acto consentido, sino incluso justificado por la Rectora al decir -a través de un comunicado oficial de la UMSNH- que el operativo tuvo como propósito disuadir cualquier conducta que vaya en contra de la ley, advirtiendo, además, que fue el primero de otros más que se realizarán de manera aleatoria.
Fue el Fiscal General del Estado, Adrián López Solís, quien luego de reconocer que “el operativo se llevó a cabo a solicitud de los propios profesores con el objetivo de detectar supuestas actividades de narcomenudeo en el interior del plantel, ubicado en el Centro Histórico de Morelia”, reculó ante el allanamiento de los uniformados a la Casa de Hidalgo, al declarar el 24 de mayo que las autoridades que participan en este tipo de acciones –incluidas las que él encabeza, desde luego- “debíamos de ser más precavidos en este tipo de acciones y procurando mostrar una actitud más acorde a las condiciones del lugar en donde se está interviniendo y con el pleno acuerdo y colaboración tanto de maestros como de alumnos para respetar los derechos humanos de todos, sobre todo de los alumnos”
Al permitir y justificar el acceso de la fuerza pública a una sede universitaria, Yarabí Ávila, recibió una merecida andanada de críticas, por lo que para quitarla del foco de atención, es evidente que su equipo de comunicación operó para que en la columna “Maquiavelo” del diario La Voz de Michoacán, en su edición de 22 de mayo, se publicara un comentario responsabilizando a los investigadores de la UMSNH, Salvador García Espinoza y a Marco Antonio Landavazo, de estar detrás de ese movimiento crítico para sentarla a negociar prebenadas.
En uso de su réplica, los catedráticos aludidos, a plana completa y en el propio periódico desmintieron las acusaciones y retaron al autor de las imputaciones hechas a presentar pruebas de los hechos que se les atribuyen.
En una nueva táctica política para defender su postura, la Rectora consiguió que el Consejo Universitario, en sesión de 26 de mayo, le otorgara su voto de confianza y apoyo institucional contundente a la política de seguridad universitaria liderada por la rectora Dra. Yarabí Ávila González que consiste en respaldar las estrategias que se despliegan (intromisión de autoridades a recintos universitarios y acciones violatorias a derechos humano) y que se seguirán realizando en materia de seguridad y prevención en la UMSNH, por lo que los consejeros coincidieron en que las tareas policiales y de investigación deberán quedar en manos de las autoridades competentes.
Hoy la pregunta es: ¿los integrantes de la Comisión de Rectoría estarán conscientes o afrentados del Frankeisten al que invistieron como Rectora de la Benemérita y Centenaria Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo?
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