Por Eliseo Caballero Ramírez
agencia esquema.com
Morelia Michoacán 6 de octubre de 2023. – México y sus habitantes están inmersos en una vorágine informativa cargada de sucesos violentos, versiones distorsionadas, miles de “Fake-news”, explicaciones de expertos y “expertos”, cientos de sitios de internet donde se normaliza la violencia, el vandalismo, la “ley de la selva”, la justicia por propia mano o la “ley del talión” retribuir un acto violento con otro similar el famoso “ojo por ojo y diente por diente”.
Desafortunadamente las autoridades se han encargado con sus políticas de comunicación o desinformación de banalizar con frases pegajosas como “abrazos, no balazos” la creciente necesidad de la comunidad por obtener políticas públicas que garanticen su seguridad y los alejen de la violencia cotidiana.
Los acontecimientos violentos ya son la principal presencia en los medios de comunicación, en las conversaciones de los mexicanos, pero con la desafortunada circunstancia que va llevando a la “normalización” de que estos sucesos ocurran con comentarios como “los mataron porque andaban metidos en algo” o “seguro ella se lo buscó” y también “pues para que denuncian si no van a dar con los culpables”.
Todo esto me trajo a la mente la teoría que formularon los expertos James Wilson y George Kelling: La teoría de las ventanas rotas que señala que “si se deja una ventana rota en un edificio, poco a poco irán apareciendo más, ya que se envía un mensaje de que no hay nadie que se preocupe por ello, de falta de normas, de ley y se van rompiendo las normas de convivencia.
Es lo mismo que sucede con los grafitis, si en un muro en blanco aparece una pintada, no tardará en llenarse todo el muro”
La Escuela Internacional de Criminalística y Criminología con sede en España comenta en su sitio web el experimento social que llevó a la teoría de las ventanas rotas y lo presenta así: “La teoría de las ventanas rotas parte de un experimento que realizó el psicólogo Philip Zimbardo en el año 1969 en la Universidad de Stanford. Abandonó un coche en el barrio de Bronx (Nueva York) con claros síntomas de abandono, como la matrícula caída o las puertas abiertas.
El objetivo era ver qué ocurría respecto a las conductas incívicas y el contagio de las mismas. Al poco tiempo de dejar el coche comenzaron a desvalijarlo hasta que el coche quedó totalmente destrozado.
Otro coche fue aparcado en Palo Alto, un barrio rico de California. Durante varias semanas el coche estuvo intacto.
Tras esto, Zimbardo dio varios martillazos sobre la carrocería y, sorprendentemente, al cabo de poco tiempo el coche se encontraba en las mismas deplorables condiciones que el del Bronx. Por tanto, los ciudadanos del barrio rico solo necesitaban alguna señal de abandono para actuar exactamente igual que en el barrio más humilde.”
¿Cuantos ejemplos podemos encontrar en las noticias actuales de que la sociedad se está comportando como lo señala ésta teoría? La respuesta es triste: casi todos, solo es cuestión de comparar las reacciones de la población ante hechos recientes.
La Cultura de la paz se construye difundiendo entre la población cuales son los deberes de la misma sociedad cuando se entera, ve o sabe quién es participe de delitos.
Difundiendo como se puede educar a sus jóvenes a alejarse de conductas delictivas, de costumbres dañinas o de vicios adictivos.
La prevención es la primera línea de defensa, pero debe ir acompañada de datos reales, de acciones definitorias y de autoridades leales con la ley y la constitución.
La prevención es base para la cultura de la paz, pero lo es más una sociedad despierta y consciente de sus derechos y deberes, de sus necesidades, pero también de sus obligaciones.
Ahora más que nunca es urgente hacer prevención, porque la sociedad ahora tiene una nueva amenaza: el reclutamiento forzoso de sus niños y jóvenes ante la creciente pérdida de elementos por asesinatos o deserción, los cárteles ahora recurren a llevarse por la fuerza a sus candidatos a nuevos sicarios, recién ocurrió en lagos de Moreno Jalisco y en una comunidad de Zacatecas, pero también se han reportado casos en Colima y Michoacán.
Hay una teoría de que a veces las soluciones a un problema complejo provienen de las ideas menos rebuscadas, esta teoría de la simplicidad bien puede aplicar: para evitar la normalización de la violencia hace falta una sociedad mejor informada, que no vea normal balaceras y matanzas, sino que ayude a exigir a sus autoridades un mayor respeto a la ley, la vida y las pertenencias de las personas y a comenzar por reparar las ventanas rotas y frenar la espiral en que se encuentra México en muchos sentidos.
La Sociedad en General tiene la clave para exigir a sus autoridades una mayor acción en contra de los criminales, pero también previniendo a sus jóvenes y niños sobre el riesgo de que vean normal tanta violencia, tantas masacres, tanto narcotráfico y tanto dolor.
Hay que combatir la normalización de la violencia.
¿Quién se animará a reparar las primeras ventanas?.
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